Reseña | Princess Peach Showtime!: El Empoderamiento de la Princesa de Nintendo
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La última aventura en solitario de la Princesa Peach logra entretener gracias a la diversidad de escenarios en los que se sumerge la antigua damisela en apuros. Sin embargo, puede resultar decepcionante debido a su duración y al desafío técnico que representa para el hardware de la Switch, especialmente considerando su enfoque en propuestas más simples.
Me siento un tanto torpe al darme cuenta tarde del paralelismo entre la Princesa Peach y la icónica muñeca Barbie.
Ambas tienen cabello largo y rubio, ambas son conocidas por su amor por el color rosa, y ambas han tenido que enfrentarse a desafíos relacionados con el patriarcado, aunque en este aspecto, la muñeca de Mattel lleva una ligera ventaja.
Así como hay una Barbie para casi todas las profesiones, la evolución de la Princesa Peach en el universo de Super Mario Bros. es notable. Ha pasado de ser la clásica damisela en apuros a desempeñar roles activos en el Reino Champiñón. La hemos visto como piloto de carreras, médica, participante en diversos deportes, anfitriona de fiestas, luchadora e incluso como sanadora en equipos de juegos de rol.
Sin embargo, a diferencia de Luigi, quien fue creado para permitir que tu hermano menor tenga un personaje con el que jugar, el papel histórico de Peach suele ser el de un personaje destinado a ser elegido por tu hermana (o aquellos que disfrutan del color rosa).
Aunque ha habido pocos juegos en los que Peach asuma el papel de protagonista, estos han sido experimentales y escasos. Aunque se remonta al Super Mario Bros. 2 de la NES, donde Peach era jugable y poseía habilidades únicas como la flotación, fue en "Super Mario Wonder" donde su papel como personaje seleccionable se consolidó, y la trama no giraba en torno al rescate de princesas secuestradas. El primero de estos juegos fue "Super Princess Peach" para Nintendo DS, un juego de plataformas tradicionalmente ambientado en el mundo de Super Mario. Aunque bien diseñado, generó controversia debido a la decisión de hacer que el superpoder de la protagonista fueran sus emociones.